La delincuencia ocasional son aquellos delitos
esporádicos, puntuales o poco dañinos, como por ejemplo la destrucción del
patrimonio, que suelen ser producto de desajustes familiares, asociación
ocasional con personas desviadas o dificultades en el proceso de maduración de
la persona que los realiza.
La delincuencia crónica por su parte, son aquellos
delitos de frecuencia y gravedad alta que forman parte del estilo de vida de la
persona que los realiza, como por ejemplo el robo de propiedad privada, tráfico
de drogas, ataques personales, etc. Estos delincuentes se encuentran
desvinculados familiarmente y de la escuela, tienen valores desviados y se
conectan con grupos desviados, lo que facilita el proceso y favorece esa
actitud de desprecio por la sociedad. La edad es un criterio fundamental para
distinguirlas, siendo la delincuencia ocasional de comienzo más tardío mientras
que la crónica es un modelo de conducta que aparece a edades tempranas.
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