estimulantes, euforizantes y sedantes. Por su parte, el alcoholismo es una enfermedad progresiva,
crónica y altamente recidivante. Es de difícil diagnóstico, por el tiempo que tarda en desarrollarse. En la
mayoría de los casos, la trayectoria transcurre durante 10 años de evolución siendo alguna alteración
del organismo o del comportamiento la manifestante de los síntomas. Sin embargo, existen cuestionarios y marcadores biológicos para su detección precoz.
La dosis, el tiempo transcurrido luego de la ingesta, la forma de consumo (crónico o intermitente), los
estímulos ambientales y la personalidad, expectativas y predisposición genética del individuo, son
factores a tomar en cuenta al estudiar su respuesta y consecuencias neurobiológicas.
Se desconoce aún si es el consumo crónico del alcohol el factor que altera el equilibrio del sistema o si
se trata de una predisposición genética. Se ha relacionado al sistema opioide con el riesgo de padecer
dependencia alcohólica. Cuatro hipótesis lo explican:
-Hipótesis del exceso de opioides primarios
-Hipótesis de la deficiencia opioide primaria
-Teoría de la sensibilidad opioide al alcohol aumentada
-Posible capacidad del sistema opioide para modular la sensibilización dopaminérgica
La Organización Mundial de la Salud ha incluído el alcoholismo en sus clasificaciones diagnósticas: DSM-
IV (1995) y CIE-10 (1992) considerándolo una enfermedad psiquiátrica.
El tratamiento del alcoholismo tiene dos fases: Desintoxicación y Deshabituación. El éxito de ellos
dependerá de su buena planificación y del abordaje multidisciplinar del paciente.
La Desintoxicación suele durar entre 1 a 2 semanas y se refiere a la prevención o tratamiento del
síndrome de abstinencia y la fase inicial del tratamiento de dependencia. No siempre es considerado
necesario el tratamiento farmacológico, siempre que se aisle al paciente del tóxico. Se administrará en
cambio a todos los pacientes con algún signo de abstinencia o aquellos con antecedentes del mismo, y/o
paciente que beban en ayunas. La elección del fármaco dependerá de los antecedentes y situación
orgánica del paciente, gravedad del cuadro de abstinencia y del contexto donde se realiza la
desintoxicación (hospitalario o ambulatorio).
Es importante añadir siempre la Vitaminoterapia (Tiamina) para prevenir algún tipo de daño cerebral.
La Deshabituación, proceso por el cual el paciente aprende a vivir sin alcohol y que dura aprox. 5 años,
se compone de: tratamiento farmacológico y tratamiento psicológico. El tratamiento farmacológico lo
componen los fármacos antidipsotrópicos y los anti-craving. El tratamiento psicológico se basa en el
establecimiento de un plan de acción por medio de estrategias psicoterapéuticas centrado principalmente
en las necesidad del paciente. La familia, forma parte importante del proceso terapéutico. Es
responsabilidad del profesional, conocer las diferentes etapas por las que pasa el paciente antes de
abandonar su adicción, para que su ayuda sea efectiva. La Terapia de grupo también es una
herramienta eficaz para el tratamiento de pacientes alcohólicos. Sin embargo, no todos los pacientes
pueden beneficiarse de ella, haciéndose necesario una evaluación rigurosa por parte del especialista
para la inclusión del paciente a este tipo de terapias.
Quieres saber más:
No comments:
Post a Comment